FLORACIÓN DE LA ENCINA
ENCINA EN FLOR
La encina es un árbol purificador, que incide en lo emocional, en lo espiritual y en la afirmación con una respuesta directa en nuestro cuerpo físico.
En la antigüedad, la encina se considerada árbol sagrado. Representaba la fuerza, la firmeza y la ancianidad. En él se reunían los sacerdotes poseedores de conocimientos de predicción y sanación ya que canalizaba una gran energía.
Frente a un Árbol Maestro, la mayoría de personas con gran sensibilidad, sienten un profundo e inexplicable respeto, tal y como si estuvieran junto a un sabio anciano. Son árboles que irradian un gran magnetismo y un beneficioso influjo. A menudo visitar un árbol de estas características nos impregna de una fuerte sensación de vida y de un poder sobrenatural latente.
En la flor femenina de la encina casi nadie se ha fijado en ella, parecen una luz de sol sobre las hojas, así como las masculinas llenan de amarillo el verdor de la encina con su abundante polen. Se ven en los brotes nuevos con sus estigmas amarillos y son las femeninas las que dan el fruto, aquellas que casi no se ven. Las bellotas nacen de unas flores de solo unos 3 mm sobre lo que serán las cúpulas que sostiene la bellota.
EMOCIONAL , tiene que ver con la impaciencia, inseguridad, debilidad, digerir experiencias difíciles, falta de paz interior, sentirse sobrepasado por las circunstancias, sentirse impuro, crítica excesiva, ansiedad, irritabilidad y soledad.
ESPIRITUAL, eleva la energía lentamente hasta estabilizarla, ayuda a tomar el camino correcto con paciencia y perseverancia , aceptar y empezar de nuevo, humildad y servicio. Forma de vida ordenada, trabajar y disfrutar con equilibrio. Motivación por superarse y no por alcanzar lo que cree que le falta.
Afirmación: ESTOY EN ARMONIA CONMIGO MISMO
FISICO: La encina está indicada cuando nuestro cuerpo muestra nerviosismo, alergias, intoxicaciones, gases, verrugas, molestias en los ojos, cabeza y trastornos relacionados con el intestino delgado.